Por siempre, mi pÃcaro by Amanda Mariel
autor:Amanda Mariel
La lengua: spa
Format: epub
editor: Babelcube Inc.
publicado: 2022-11-25T00:00:00+00:00
CapÃtulo 5
En cuanto las palabras salieron de la boca de Annie, un trueno rompió el aire circundante. Ella dio un salto ante el inesperado ruido, y un grito asustado salió de sus labios. Entonces el cielo se abrió de par en par. El terror se apoderó de ella.
Annie enterró la cara en el pecho musculoso del duque, con el corazón palpitando y los dedos clavados en su chaleco.
¿Cuándo la habÃa vuelto a estrechar entre sus brazos? No podÃa molestarse en preocuparse. No cuando la lluvia arremetÃa contra ella y los truenos sacudÃan el suelo.
Los relámpagos brillaron y ella se arrimó más a su sólido cuerpo. "Vamos a morir", dijo, con la voz temblorosa.
"Nadie va a morir", dijo él mientras la levantaba y la acunaba contra él. "Te tengo y te mantendré a salvo".
Annie no encontró consuelo en sus palabras. Su corazón latÃa con fuerza y su cuerpo temblaba mientras él la llevaba por el borde del campo. Las imágenes de su infancia pasaron por delante de ella, aumentando su miedo. Un trueno, un relámpago, sabÃa que algo asà podÃa costarle la vida a alguien. Lo habÃa visto de primera mano.
El duque la abrazó, bloqueando con su cuerpo parte de la lluvia que caÃa mientras la llevaba hacia la casa. Mientras tanto, repetÃa palabras de consuelo.
"Estás a salvo".
"Te tengo".
"No permitiré que te hagan daño".
Le frotó la espalda mientras la acunaba. "Ann, ¿me oyes? Te protegeré".
Ella no se atrevÃa a hablar. Apenas podÃa respirar. Cada trueno le producÃa un nuevo escalofrÃo mientras cerraba los ojos y se aferraba a su abrigo. Era una cobarde, y ahora él lo sabÃa, pero no podÃa preocuparse. No podÃa forzar el miedo a desaparecer.
"Ya casi llegamos", la tranquilizó. "Sólo un poco más".
Ella se aferró con todo lo que tenÃa, desesperada por sentirse segura mientras los truenos volvÃan a sacudir el suelo.
"Te protegeré, Ann. Estás a salvo conmigo. Tienes mi palabra". Deslizó la mano por su espalda y la rodeó para acunar su cabeza cerca de su pecho. "Estás a salvo".
Cuanto más hablaba, más la tranquilizaba, más le creÃa ella. El temblor de su cuerpo se convirtió poco a poco en escalofrÃos y empezó a relajarse en sus brazos. Al poco tiempo, oyó voces que los llamaban.
"Su Excelencia. Lady Annabelle. Gracias a Dios que estáis ilesa".
La lluvia dejó de picarle la piel, pero mantuvo los ojos cerrados, con la cara vuelta hacia el pecho del duque. No podÃa soportar mirar. TodavÃa no.
"Envié a los mozos de cuadra a buscarte en cuanto los caballos volvieron solos".
Ella reconoció la voz. Era Hobbs, el jefe de cuadra. Ya no estaban en la tormenta. Annie respiró aliviada, pero no intentó liberarse del abrazo del duque. QuerÃa permanecer acunada en sus brazos un poco más. Una idea estúpida, sin duda. Sin embargo, no podÃa negarse este pequeño consuelo.
"Estamos ilesos, aunque la dama está bastante agitada. Danos un momento si quieres".
Annie oyó los pasos que se alejaban mientras el duque se sentaba, todavÃa abrazándola. Le metió los dedos en el pelo de la base del cuello y le dio un masaje.
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